15 abril 2012

Titanic: La increíble historia de Jeremiah Burke

Jeremiah Burke who wrote a message in abottle thrown from the Titanic and was found a year later.<br />A handwritten note from a victim of the fatal first trip of the Titanic is on display at the Cobh Heritage Centre written by 19 year old Jeremiah Burke from Ballinoe, White’s Cross and was hurled from the deck of the Titanic in a bottle.The note says: “From Titanic, Goodbye All, Burke of Glanmire Cork”. The bottle washed up a year later on the shoreline near his family home in Glanmire.<br />Pic from Provision 

 

 

 

 

 

Foto: Irish Examiner



Esta es el último post dedicado al aniversario de la tragedia del Titanic y a su conexión con Irlanda y, para acabar, hoy que se cumple el siglo exacto del hundimiento, he elegido una historia que me ha parecido digna de compartir, además de que no he encontrado muchas fuentes en español que se hagan eco de la misma.

Es indudable que de un buque con un pasaje de más de 2000 personas de las que fallecieron casi las tres cuartas partes, se podrían extraer todo tipo de relatos, narraciones y testimonios sobre un viaje con tan trágico final. Algunas de ellas son conocidas por el gran público, otras no tanto; entre estas últimas, hay una que a mí me ha llamado la atención en gran medida. Supe de la misma gracias a mi visita al Cobh Heritage Centre y lo cierto es que me impresionó mucho (aunque también me hizo dudar de su autenticidad). Como no soy, desde luego, un entendedor en la materia, durante las últimas semanas he indagado un poco en busca de información válida que me ayudase a construir mi propio juicio, pero el caso es que me he quedado como al principio. Sin embargo, y a pesar de detalles controvertidos y de difícil explicación, parece que la mayoría de las voces autorizadas se inclinan en que la historia, aunque rocambolesca, es verídica. Pero dejémonos de marear la perdiz y vayamos con el asunto…

Jeremiah Burke era un joven de 19 años procedente del pueblo de Glanmire, no muy lejos de la ciudad de Cork. Era el menor de siete hermanos y, dadas las circunstancias de la época, tomó la decisión de abandonar la granja familiar y emigrar a Massachusetts, en EEUU, donde ya vivían dos de sus hermanas. Fue su propia madre la que se acercó a las oficinas marítimas de Cobh (Queenstown) a comprarle un billete. En uno de esos giros funestos del destino, un empleado de la oficina la convenció para que esperase algunas semanas y así le brindase la posibilidad a su hijo de realizar el trayecto en el flamante Titanic, el lujoso trasatlántico aún por estrenar. Así pues, el 11 de abril del 1912, Jeremiah Burke, junto a su prima Nora (que también partía hacia América para unirse como monja en un convento) se embarcaron con tickets de 3º clase en el buque y se despidieron así a sus respectivas familias. Un adiós para siempre porque Jeremiah Burke y Nora Hegarty no sobrevivieron al naufragio.

La historia podría haber acabado ahí: 2 jóvenes que desaparecen en la flor de la vida para desgracia de sus allegados. Como ellos, fueron muchos irlandeses (y viajeros de las clases más pobres) los que perecieron cuando el barco se fue a pique. En esta página se puede echar un vistazo geográfico: las cruces corresponden a los lugares de donde procedían.

En cualquier caso, como imaginan, el relato de Jeremiah Burke no termina aquí…

Un año más tarde, en el verano de 1913, un señor que paseaba su perro por la playa de Dunkettle, cerca de la desembocadura del río Lee en Cork, encontró una botella con un mensaje dentro. El texto, fechado y muy escueto, rezaba: “Desde el Titanic, adiós a todos. Burke, Glanmire, Cork”. La policía se hizo cargo de investigar si el mensaje era auténtico o no. Para muchos es inconcebible, pero siempre habrá gente que se regocije del dolor ajeno, de hecho, no era extraño encontrar mensajes del naufragio del Titanic y otros barcos, que luego demostraron ser falsos. Sin embargo, el texto de Jeremiah Burke se considera auténtico, sus familiares verificaron que se trataba de su letra y su madre advirtió que la botella (con agua bendita) se la había dado ella misma días antes del viaje. La impresión del increíble hallazgo del mensaje a tan sólo unos kilómetros de donde Jeremiah Burke habitaba, unido al del dolor y tristeza que sintió al comprobar que su hijo se había deshecho del líquido que contenía (posiblemente una muestra de pánico, pero algo verdaderamente ilógico, conforme a las costumbres de aquel tiempo), llevaron a la pobre mujer a la tumba tan solo unos meses más tarde.

Esta es la botella:

Botella de Jeremiah Burke

 

 

 

 

 

 

Foto de IrishCentral



Y esta es la nota:

Mensaje en la botella de Jeremiah Burke

 

 

Foto de BBC News, aunque en esta web se aprecia mejor.


 

Ahora bien, si se fijan en la fecha, ese es uno de los detalles más polémicos. Algunos medios, para dar más sensacionalismo, afirman en que la nota fue escrita en el momento en el que el buque se estaba hundiendo, es decir el día 15 de abril del 1912. En la letra se observa perfectamente el mes y el año, pero en cuanto al día es más difícil llegar a un acuerdo. La mayoría opinan –yo me incluyo- que el número al lado del 1 es un 3 (desde luego no un 5), por lo que la nota habría sido escrita dos días después de la partida de Cobh, pero dos días antes del momento del naufragio. Además expertos en corrientes marinas concluyen que la botella tendría más posibilidades de llegar a tierra de esa forma, muchísimas más que si se hubiese lanzado en las horas antes a que el barco se hundiese.

En cualquier caso, como digo, la botella se da por original y, aunque se podrían trazar cientos de teorías diferentes, algunas más realistas y otras más carne de escepticismo, es un misterio que el mar la arrastrase tan cerca de Glanmire, en realidad, más que un misterio parece un milagro, en el más amplio sentido de la palabra.

La botella y la nota se conservaron durante muchos años en manos de la familia de Jeremiah Burke, a quienes les correspondía legítimamente, pero hace algunos meses sus parientes decidieron donar el pequeño manuscrito al mencionado Cobh Heritage Centre donde ahora forma parte de los numerosos objetos expuestos en relación al Titanic.

¿Historia real, edulcorada o inventada? Si un día visitan el museo no olviden de estudiar el mensaje in situ, sería una oportunidad de que libremente sacasen sus propias conclusiones.

---

Fuentes de donde me he nutrido para escribir el post:

- http://www.bbc.co.uk/news/uk-northern-ireland-15461033

- http://www.irishcentral.com/news/Faces-of-the-Titanic-Jeremiah-Burke-lost-his-life-at-19---put-a-message-in-a-bottle-before-he-died-146337625.html

- http://www.encyclopedia-titanica.org/titanic-victim/jeremiah-burke.html

7 comentarios:

  1. ¡¡Bufff!! Lo de la botellita que "olisquea" el camino de retorno a casa me huele un poco malamente.Del 1 al 5, le doy un 2.

    Acabo de escuchar en "La rosa de los vientos" que por lo visto de diez españoles que había en el barco, se salvaron siete. Es de los países con más alto porcentaje de salvados, aunque las nacionalidades más numerosas, claro y como era imposible que se salvaran todos, tienen más probabilidades de que mueran más. Lo curioso es que el país "ganador" en salvados es Japón con un 100%: se salvó un único pasajero japonés. Lo que pasa es que por lo visto luego, en su país, fue sometido el pobre a tanta presión social por aquello del honor y bla, bla, bla, que se tuvo que suicidar, porque no podía ser que mucha gente muriera y él no. Cosas de las sociedades aborregadas. El´protocolo de salvamento "mujeres y niños primero" que se utilizó en el Titanic debió completarse con un "y japoneses últimos, por supuesto, que total, van a llegar a Japón y le van a obligarse a suicidar". Pero era muy largo. Hay que joderse.
    Me imagino a los pobres japoneses dándose de hostias con los capitanes de los barcos que se van a pique para ser los últimos en irse del barco... a no ser que sea un capitán japonés, en cuyo caso, una partidita de póquer, unos vasitos de sake y a esperar el desenlace. Y si además la orquesta está tocando, de puta madre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Agüita con los japoneses y su honor (ni los Stark, macho!). Casi que prefiero morir ahogado a tener que tragarme una humillación pública, para luego suicidarme igualmente. En mi próxima reencarnación, al contrario que JB, no quiero ser japonés! :P

      Eliminar
    2. Jajajaja, te diré, macho...

      Eliminar
  2. Muy interesantes estas disertaciones que estas haciendo del famoso buque Sr. O'gil. Sin duda me han dado ganas de ver a la viejita del collar y poner de fondo a la Dion.

    No, ahora en serio. Son mogollón de historias curiosas las que lees del Titanic y sus tripulantes. El otro dia lei una de dos tipos que eran tenistas, que no se conocian, que se salvaron y que casualmente al cabo de 5-6 años se enfrentaron en la final del US Open. Tremendo.

    Saludosssss!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias mr. Rober. Ni conocía la historia del japonés de Alfrodo, ni la de los dos tenistas que tu comentas, pero mira que ha dado que hablar el dichoso barco, un siglo después y todavía estamos enredados con él. Da todavía para unas cuantas pelis más...

      Adivina la banda sonora que tenía puesta mientras escribía la entrada ;)

      Eliminar
    2. Es que también tiene gaitas prohibidas...

      Eliminar